Este
fin de semana he disfrutado muchísimo; en Valencia es un fin de semana un poco
más largo, tiene un día más porque la festividad de San Vicente Ferrer se
traslada al lunes siguiente al lunes de Pascua; no ha hecho calor, más bien
hacía frío, no ha lucido el sol, incluso ha llovido, pero he podido disfrutar del tiempo libre
haciendo un montón de cosas que me gustan y además he gozado de placeres muy al
alcance de todos, bueno de todos lo que disfrutan como yo de las pequeñas cosas
de cada día. He estado en mi casa de la playa, en el pequeño salón de invierno,
con la chimenea encendida y al amor de la lumbre, sentada en un sillón orejero, he pasado las
horas como a mí más me gusta: leyendo a ratos el libro que ahora tengo entre manos,
"El insólito peregrinaje de Harold Fry", haciendo labor de punto de
cruz, un par de marcapáginas para regalar a unas amigas y mientras oía música y
disfrutaba de la visión del fuego y de la tranquilidad del momento; solo las
notas de la sinfonía nº 3 de Mozart, la Heroica de Berlioz, las "cuatro
Estaciones" de Vivaldi o la sinfonía del Nuevo Mundo de Dvořák sonaban en el ambiente, estaba sola
con algunas de las mejores "compañías": la música, la lectura y la
creatividad de las manualidades. También he visto la televisión, he tenido la
gran suerte de que hayan programado algunas de mis películas favoritas:
"Memorias de África" y "Sentido y sensibilidad", las he
visto un montón de veces pero siguen emocionándome, haciéndome llorar y
transportándome a lugares preciosos y en plan más prosaico he de confesar que
por la noche, aprovechando las brasas de la chimenea, asamos unas chuletitas
que acompañadas de unas patatas también cocidas en la chimenea, con ajoaceite y
un buen vino fueron la mejor cena para completar este estupendo fin de semana, y eso que no me he conectado a
Internet, otra de las cosas con las que disfruto.
Doy gracias a Dios por la vida, por la salud, por la
inteligencia y el conocimiento, por la posibilidad de ver, oír, oler, saborear
y tocar, por la serenidad, por la alegría, por la sensibilidad, por la
esperanza y por ser capaz de amar. Algo
así es lo que dice la letra de la canción de Violeta Parra "Gracias a la
vida", que en la voz de Joan Baez siempre me ha emocionado y no puede dejar a nadie indiferente.
5 comentarios:
Pro que maravilla! Que recuerdos tan maravillosos me trae esa lumbre, disfrutando de una inmejorable compañía y de una raclette, jeje, gracias por este post tan íntimo y precioso, eres la mejor!
Precioso! Te deseo que nunca pierdas la capacidad de disfrutar del placer que proporcionan las pequeñas cosas, que nos hacen tan felices cada día y que tan generosamente compartes con los demás. Mil gracias
Felicidades por estas aportaciones originales, llamativas y muy interesantes. Saludos
Gracias por vuestros comentarios. Me alegra que Amalia recuerde los momentos que hemos vivido juntas. He de reconocer que el salón de la chimenea es acogedor y disfruto mucho tanto en soledad como en buena compañia, yo también recuerdo la cena de la raclette. Carmen, como se nota que eres mi amiga, gracias por hacerme disfrutar de tu amistad.
Salvador, gracias por tus palabras, viniendo de ti me resultan muy estimulantes.
Hace 4 años, gracias a Dios sigo disfrutando de las mismas cosas. Mi marido dice que soy danesa, ja ja.
Publicar un comentario