jueves, 24 de diciembre de 2020

Feliz Navidad ¿o no?

Desde que me crearon, supe que iba a ser una figura, un personaje en la representación de un acontecimiento muy importante. Unieron mi destino a un pastor y un agricultor, me metieron en una caja y ya no volví a ver la luz hasta que me pusieron en el estante de un gran almacén. Allí estuve hasta que una señora me miró y decidió llevarme consigo. Era el mes de noviembre, al llegar a su casa, que iba a ser la mía a partir de ese momento, me encontré con otros compañeros. Todos éramos figuras, las figuritas de un belén.

Con mucho cariño ocupamos el lugar que nos correspondía en la puesta en escena del nacimiento del Niño Jesús: en el portal María y José contemplaban con embeleso al Niño, la mula y el buey con su aliento calentaban la humilde cabaña. El pescador pescaba en un lago en el que nadaban unos cisnes, el pastor cuidaba el rebaño de ovejas, la ardilla disfrutaba entre los arbustos y así hasta más de 20 figuritas. Un rincón del salón fue el lugar en el que íbamos a estar expuestos durante un mes. Me gustaba mi destino.


Pasaron unos días y llegó Navidad; de pronto me sentí mirada y admirada por unos ojos infantiles asombrados y alegres. Era para ellos por lo que estábamos allí.
Los niños, con sus manitas, jugaron con nosotros y pronto cambió el ambiente, en el portal pusieron un parking, probablemente San José vio que era mejor negocio que una carpintería.

Los niños se fueron y el día 7 de enero nos recogieron en una caja, pusieron la tapa y todo fue oscuridad.

Pasaron 11 meses y un día volvimos a ver la luz. Esta vez el belén era un poco más grande, mi compañero el agricultor tenía un huerto con coles y tomates, una cerda criaba lechones... todo estaba como se supone que tiene que ser, pero había algo extraño al paisaje de un belén, había una carretera.

Y un día volvimos a oír las voces y las risas de los niños. No podéis imaginar que alegría sintieron al ver la carretera; enseguida pusieron sus coches y jugaron durante una semana que fue divertida e inolvidable.

Llego otra vez el 7 de enero y volvimos a la caja, yo tenía al buey encima pero pensé que once meses pasan volando y volvería a salir de la caja; pero sospecho que algo extraño ha pasado en el Mundo, no nos han sacado para montar el belén. Los niños no van a venir y por eso esta Navidad no va a ser igual.

Hoy 24 de diciembre se confirman mis sospechas, es Nochebuena y seguimos a oscuras, guardados en nuestra caja.

Un coronavirus es el responsable de esta extraña situación; ha dado al traste con la celebración de la Navidad, una fiesta que los cristianos celebran reunidos en familia. Este año no va a ser así.

Aunque este año la "navidad no salga de las cajas", y no oigamos las risas y las exclamaciones de alegría de los niños, viviremos el nacimiento de Jesús con más tranquilidad, con mayor recogimiento y rezando para que nos conforte en estos difíciles momentos y nos de paz, alegría y esperanza en el futuro.

A todos os deseo una feliz y santa Navidad.