Si, si, no me he equivocado de preposición, “para es
para” y no “de”.
Os voy a contar un
relato que los Hermanos Grimm publicaron en 1819, en un libro de cuentos de
hadas.
Es un relato que aunque
no es de temática navideña, es tradicional leerlo por estas fechas en Alemania.
La rica tradición de
literatura navideña fue iniciada por Washington Irving con su relato Old Christmas, publicado en 1820. En este
cuento, Irving plasma con tono nostálgico y gran sentido del humor, la
tradición de las celebraciones navideñas en la Inglaterra del siglo XIX,
localizadas en una casa de la campiña. El relato está adornado por numerosas
ilustraciones victorianas de Randolph Caldecott. Y seguro que fue una de las
fuentes en las que Dickens se inspiró, para escribir A Christmas Carol, el más popular de los relatos de Navidad,
traducido en español como Cuento de Navidad.
(Ahora si es “de” y no “para”, la preposición que corresponde).
La novela corta escrita por
Charles Dickens, fue publicada originalmente por Chapman & Hall el 19 de
diciembre de 1843. Todos conocemos la historia de Ebenezer Scrooge, un
personaje tacaño y malhumorado que odia la Navidad. En mi opinión, la obra de
Dickens, desempeñó un papel fundamental en el resurgimiento, en el mundo anglosajón,
de un espíritu navideño que la reforma protestante y los puritanos habían
reprobado. Tras la publicación de este cuento, la Navidad pasó a ser una fiesta
más familiar que religiosa; una fiesta que invita a la generosidad, a la
amistad, a la hospitalidad y a la alegría.
Pero voy a dejar ya esta
introducción y voy a contar el cuento:
Los táleros de las
estrellas
“Érase una vez una niña
a la que se le habían muerto el padre y la madre, y era tan pobre que ya no
tenía siquiera una casa en la que vivir ni una cuna en la que dormir, ni
ninguna otra cosa más que la ropa que llevaba puesta y un pedacito de pan en la
mano que le había dado un corazón compasivo. Pero era buena y piadosa. Y, como
todo el mundo la había abandonado, echó a andar hacia el campo confiando en
Dios. Entonces se encontró con un hombre pobre que le dijo:
—¡Ay! Dame algo de
comer, que tengo mucha hambre.
Ella le dio todo el
pedacito de pan y dijo:
—Que Dios te lo bendiga
—y continuó su camino.
Entonces llegó un niño
lloriqueando y le dijo:
—Tengo mucho frío en la
cabeza, dame algo con que cubrirme.
Ella se quitó el gorro y
se lo dio. Y no había dado más que unos pasitos cuando se le acercó otro niño
que no tenía camisa y se estaba helando; entonces ella le dio la suya, y aún
más, otro le pidió la saya y ella también se la dio. Finalmente llegó a un
bosque y ya se había hecho de noche, entonces llegó otro y le pidió una muda, y
la buena niña pensó: «La noche está oscura, no te ve nadie, seguro que puedes
darle tu muda», y se la quitó y también se la dio. Y estando así, sin tener ya
nada más, de repente empezaron a caer estrellas del cielo, y eran un montón de
táleros, macizos y relucientes, y, aunque había dado hasta su muda, tenía una
nueva, y era del lino más fino. Entonces recogió los táleros y fue rica el
resto de su vida.”
A todos los que habéis
llegado hasta aquí os deseo
* Ilustración
de “Old Christmas”. Randolph
Caldecott.
** Ilustración
de “A Carol Christmas”. Mr. Fezziwig’s Ball de John Leech.
*** Ilustración de “Die
Sterntaler” de Viktor Paul Mohn
Notas:
- La novela de Washington
Irving "Vieja Navidad" ha sido publicada en español por primera vez,
por la editorial sevillana El Paseo hace unos días.
- Cuando leí por primera
vez la palabra tálero, antes de imaginar que podía significar por el contexto,
y recordando las enseñanzas de mi madre, acudí al diccionario de la RAE y
tálero con tilde se refiere a:
Si se busca talero (sin
tilde) pone:
Y como no conocía la
palabra rebenque, seguí consultando y rebenque es:
Y seguí investigando y
supe a que se refería tala y lonja, pero no os lo voy a contar, consultad el
diccionario de la RAE, es una ejercicio estupendo.
3 comentarios:
Lales,
Un texto delicioso que deberían leer los jóvenes bibliotecarios. Felicidades
Precioso, gracias por cultivarnos. Dentro de unos años se lo leeré a Mar. Besos Herminia
Precioso
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