Cada vez que me ducho, y es
prácticamente todos los días, me acuerdo de don Miguel Arias Cañete, yo no soy
tan valiente como él, no me ducho con agua fría.
El que fue ministro de ministro
de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y Comisario europeo de Acción por
el Clima y la Energía, dijo: "mientras se espera a que salga agua
caliente, se desperdicia mucha agua", y como no estaba dispuesto a consumir
un litro de agua más que el necesario, él se duchaba con agua fría; realizó
esta declaración durante su participación en los desayunos de Fórum Europa en abril
del año 2013.
Consciente como soy de la
cantidad de agua que se puede desperdiciar desde que se abre el grifo de la
ducha, hasta que esta alcanza una temperatura agradable, y como la educación
que recibí de mis padres, no me lo permite, dispongo de un pequeño cubo y en él
recojo el agua desde que empieza a salir cuando abro el grifo hasta que sale
templada; entonces me ducho. El agua que se recoge en el cubo, suelen ser unos 4 litros , la empleo en
regar las plantas o fregar el suelo de casa. Esto ya lo hacía antes que don
Miguel se pronunciara, pero desde que leí sus declaraciones me acuerdo de él.
Con este pequeño gesto y
con muchos otros que a lo largo del día pongo en práctica, intento cuidar a la
Tierra.
No me hacen falta cumbres
del clima ni profetas apocalípticos para tener claras mis acciones y contribuir a la solución del problema que
supone el cambio climático.
Es como todo, una cuestión de Educación, educación con mayúsculas.
Desde mi infancia, y ya ha
llovido mucho desde entonces (tengo 68 años), fui educada por mi madre en el
amor a la Naturaleza. Mi madre, que ahora tendría 101, era
ecologista antes de que estuviera de moda; aunque el termino fue acuñado en
1869 por el naturalista y filósofo alemán Haeckel, lo que conocemos como ecologismo
moderno fue fomentado tras la creación del Club de Roma en 1970 y por las
resoluciones de la Conferencia de las Naciones Unidas de Estocolmo en 1972.
La educación en valores es
fundamental para todo; educar no es solo la enseñanza y el aprendizaje de
materias y de habilidades; educar implica además la enseñanza de principios éticos
y morales. El objetivo final de la educación es formar personas responsables. En
mi opinión la educación en la familia es la más importante. La postura de
algunos padres que fían la educación de sus hijos a la escuela o a los
gobiernos, me parece un grave error.
El desprecio a la institución
familiar tiene graves consecuencias, incluso para el clima. Yo aprendí en
familia a cuidar la Naturaleza, a amarla y a respetarla.
2 comentarios:
Una excelente lección de ecología razonable y sentido común. Muchas gracias
Te acabo de descubrir. Me ha encantado. ¡¡¡Gracias!!!
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