
Este "efecto óptico" tiene una explicación muy sencilla, y es común a los retratos en los que el personaje mantiene una mirada frontal.
Un cuadro es una figura plana. Si nos desplazamos lateralmente, vemos exactamente lo mismo que de frente: no podemos verla lateralmente. Las pupilas siguen en el centro de los ojos independientemente de dónde esté el que contempla el cuadro; lo mismo pasa con la nariz: no la vemos de perfil por más que nos ladeemos, pues solo existe su vista frontal. Por tanto, te pongas donde te pongas, siempre verás la punta de la nariz en el centro de la cara y las pupilas en el centro de los ojos; tendrás la sensación de que te mira directamente a ti.
Lo extraño sería que dejara de mirarte.
Hay algunos pintores que suelen eludir la mirada frontal en sus retratos, precisamente para mantener la distancia entre el cuadro y el mundo del observador.

Hay algunos pintores que suelen eludir la mirada frontal en sus retratos, precisamente para mantener la distancia entre el cuadro y el mundo del observador.
* Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer de Valeriano DOMÍNGUEZ BÉCQUER. Óleo sobre Lienzo. Museo de Bellas Artes de Sevilla
** la niña de mis ojos. Sanguina.