lunes, 24 de junio de 2013

Apsley House - más consecuencias de la Batalla de Vitoria

En el 149 de  Piccadilly, en Hyde Park Corner,  se encuentra Apsley House, conocida en Londres como «The Number One», ya que era la primera casa que encontraban los que viajaban a Londres desde el campo, después de pasar el peaje en Knightsbridge.
Apsley House fue erigida entre 1771 y 1778, con planos de Robert Adam para Henry Bathurst conocido como lord Apsley. En 1807 la vendió al primer marqués de Wellesley y posteriormente, en 1817 pasó a manos  a su hermano, Arthur Wellesley  el primer Duque de Wellington.
Era una construcción de ladrillo rojo que Wellington reformó encargando el  trabajo al arquitecto Wyatt, que entre otras intervenciones, recubrió la fachada con piedra traída de las canteras de Bath. Es considerado un ejemplo casi único de mansión urbana en Londres. Los edificios vecinos fueron demolidos tras la Segunda Guerra Mundial.
En 1947, los descendientes del duque de Wellington la cedieron al Estado y forma parte del English Heritage, alberga el Wellington Museum y en el segundo piso del lado norte, los descendientes de Sir Arthur tienen dependencias reservadas para su uso particular “siempre y mientras haya un duque de Wellington
La mansión  en si es una obra de arte y además alberga numerosas obras entre las que destaca una magnífica colección de cuadros de Luca Giordano, Goya, Velazquez, Murillo, Ribera, Rubens, Van Dyck, Caravaggio, Correggio, Brueghel, Peeter Gysels, Jan Steen, Teniers, David Wilkie y Lawrence.  En esta colección de 200 pinturas, hay 83 que fueron un regalo de Fernando VII, al primer duque de Wellington, agradecido porque su victoria en la batalla de Vitoria obligó a  Napoleón a devolverle  la corona de España por el tratado de Valençay de 1813.
Sobre el botín que José Bonaparte y las tropas francesas se llevaban a Francia tras saquear el patrimonio español, se ha escrito mucho. Los soldados se lanzaron sobre el cuantioso botín que se llevaban los franceses y abandonaban en su huida; esa fue una peculiaridad de esta batalla: hubo pocos prisioneros y no se persiguió al enemigo, se distrajeron cogiendo el botín.
 “El equipaje del rey José”  de Pérez Galdós es la primera novela de la segunda serie de los Episodios Nacionales. Narra la derrota definitiva de los franceses en la Batalla de Vitoria y la fuga de José Bonaparte presa de pánico al ver como un regimiento de húsares británicos se lanzaba hacía él.
La posibilidad de admirar las magnificas pinturas de la colección española en Apsley House y la novela de Galdós son otras agradables consecuencias de la batalla de Vitoria.

* Grabado en acero de A. H. Payne. 1847.
** El aguador de Sevilla. 1620 Velazquez. Apsley House
*** Dos hombres a la mesa. Velazquez (primera etapa). Apsley House
**** situación de Apsley House en Gloogle Earth (angulo superior izquierdo)
Catálogo de pinturas de Apsley House (en ingles)

miércoles, 19 de junio de 2013

La batalla de Vitoria - una agradable consecuencia


El 21 de junio de 1813, Sir Arthur Wellesley, primer duque de Wellington, al mando de un ejército formado por tropas británicas, españolas, y portuguesas, derrotó a las tropas francesas de José Bonaparte.
Esta victoria, de la que ahora se cumplen 200 años, supuso la retirada definitiva de los franceses de España y el final de la Guerra de la Independencia Española.
No voy a referirme a la batalla, voy a contaros un par de agradables consecuencias de la misma. En este post voy a referirme a la consecuencia musical.
Cuando llegó a Viena la noticia de la gesta de Wellington, Johann Nepomuk Mäzel a quien debemos inventos como el metrónomo y el panarmónico, encargó a Ludwig van Beethoven la composición de una pieza musical para ser interpretada por su invento, el panarmónico. La composición que  Beethoven escribió, "The Battle Symphony",  no era posible ejecutarla con el instrumento de Mäzel y la reescribió para orquesta, con una duración aproximada de 15 minutos y se conoce como “Wellingtons Sieg”.
“La Victoria de Wellington”, Opus 91, fue estrenada en Viena el 8 de diciembre 1813 durante un concierto en beneficio de los soldados austriacos y bávaros heridos en la Batalla de Hanau.
Por error hay quien opina que la obra conmemora la victoria de Wellington sobre Napoleón en la batalla de Waterloo en junio de 1815.
La pieza sinfónica tiene ciertas peculiaridades: la orquestación completa requiere dos flautas, un flautín, dos oboes, dos clarinetes, dos fagotes, un contrafagot, cuatro trompas, seis trompetas, tres trombones, timbales, una gran batería de percusión (incluyendo fusiles y otros efectos de sonido de artillería), y una sección de cuerdas, violines, violas, violonchelos y contrabajos, habitual.
La música recrea el acercamiento entre los ejércitos beligerantes y contiene pasajes largos que representan escenas de una batalla.
Beethoven introdujo dos temas populares: “Marlborough se va a la guerra” (“Mambrú se fue a la guerra” según la pronunciación española, también identificada con la canción “Por ser un muchacho excelente”) para simbolizar Francia, “Rule Britannia” y “God save the King” para simbolizar Inglaterra. Se escuchan 193 disparos de cañón, lo que hace muy pintoresca a esta pieza musical.
En los últimos tiempos, ha resurgido su interpretación, ya que constituye la pieza central de los Proms que tienen lugar durante el verano en el Reino Unido. La tecnología moderna ha permitido que se reproduzcan los sonidos de las armas con dispositivos de disparo electrónico, operados por el percusionista de la orquesta.
Con la Obertura 1812, Op. 49 de Tchaïkovski y “La Batalla de los Hunos” de Franz Liszt, “La Victoria de Wellington” forma parte de las obras que conmemoran una gran batalla militar.
La Victoria de Wellington (enlace a Youtube)
En el próximo post escribiré sobre otra "secuela" artística de la Batalla de Vitoria.
 
* “Retrato del Duque de Wellington” Goya 1812-1814.  National Gallery de Londres.
Proms es el diminutivo de Promenade concerts. 

viernes, 7 de junio de 2013

cosas de Japón

El titulo que este post podría ser: “Japón a mis pies” o “el arte por los suelos”
Un viaje a Japón es siempre una experiencia inolvidable, los recuerdos que tengo son maravillosos; creo que es un país y un pueblo que a nadie deja indiferente.
Cada momento  me pareció mágico, cada objeto sorprendente, de algunos de estos objetos que llamaron la atención, os muestro hoy unas imágenes.

Mis ojos no tuvieron descanso ante tanta belleza y al dirigirlos al suelo vieron que allí también había arte; estas tapas, que son necesarias en todas las ciudades, cumplen la misión para la que han sido creadas y además tienen sin duda una finalidad estética y eso es arte.

* 3 tapas de Tokio
** tapa de alcantarilla en Kamakura
*** trapa es una palabra habitualmente empleada para designar estas tapas, pero en ninguna de sus acepciones es recococida como tal en el diccionario de la Real Academia.