viernes, 1 de febrero de 2013

Filosofando a propósito de la naranja navel

Las palabras ¿se saben o se conocen?
¿Se puede conocer algo sin saber que se conoce?
¿Podríamos pensar sin saber ningún idioma?
Creo que ni Descartes ni santo Tomás contestarían estas preguntas a satisfacción de todos.
Yo me quedo con la ironía socrática del "sólo sé que no sé nada" ν οδα τι οδν οδα
Y ahora os contaré el porqué de mis preguntas retóricas.
Como soy valenciana desde niña, desde niña conocía las naranjas navel (no me he equivocado, esto que acabo de hacer es una figura literaria de repetición ¿tal vez una epanadiplosis?). ¡Qué bien me ha quedado!
Bueno, volvamos al tema: las distinguía perfectamente de cualquier otra variedad de naranja: tenían ombligo. Como casi todos los españoles, en el bachiller estudié francés; siendo ya bastante mayor descubrí que navel era una palabra inglesa y que significaba ombligo. Como yo, un montón de agricultores y de gente iletrada hablaba palabras en inglés ¡y no lo sabíamos!
La naranja navel se debe a una mutación que hace que en la base del fruto se desarrolle una segunda naranja, pequeña y atrofiada, que le confiere el aspecto de un ombligo.
Es incierto donde se originó esta mutación, mucho tiempo se ha pensado que se había producido en un árbol plantado en los terrenos de un monasterio cerca de Bahía (Brasil) entre 1810 y 1820. Un misionero presbiteriano la recomendó al secretario de agricultura de los Estados Unidos y en 1869 solicitaron material para su propagación desde Washington, el primer envío falló pero el segundo llegó en buenas condiciones y luego, desde allí, pasó a California. Por eso la naranja navel también la llaman Washington o California.
En realidad la naranja navel podría decirse que son dos naranjas gemelas, la gemela subdesarrollada es el ombligo.
Con el nombre de otras variedades de naranja pasa lo mismo, la valencia late es una naranja tardía ¿a que ahora lo pilláis?
La navel es la naranja que más me gusta, me recuerda la infancia, a los huertos de naranjas de mi abuelito Salvador... Tiene un pequeño problema, si con ellas haces zumo, hay que tomarlo enseguida; si se toma pasado un tiempo tras haber exprimido las naranjas, el sabor es amargo.
* detalle de" Adán y Eva en el jardín del Edén" de Lucas Cranach el viejo (1520) Kunsthistorisches Museum, Viena, Austria (ya sé que era un manzano¨el árbol del conocimiento"¨)
** naranjas navel
*** detalle del ombligo se puede ver el lecho de la naranja atrófica.
**** sección de la naranja

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hoy ya me puedo ir a la cama tranquila. Desconocía la etiqueta de este tipo de naranjas.
Me recuerda al comedor escolar, cuando era un pollito. Las observaba en la bandeja y siempre pensaba que a la pobre naranja le habian interrumpido el parto al cortarla del árbol.

Marina