miércoles, 6 de febrero de 2013

Anoche en la ópera

Estuve en el Palau de les Arts viendo I due Foscari, una ópera de Verdi basada en una obra homónima de lord Byron, The Two Foscari. Es una ópera que habla de abuso de poder, de traición y de venganza en la república de Venecia del siglo XV, temas que cobran una relevante actualidad en la España de hoy, donde los casos de corrupciones se multiplican. Pero también trata de amor paterno filial y amor conyugal.
El estreno mundial de I due Foscari tuvo lugar el 3 de noviembre de 1844 en el Teatro Argentina de Roma.
Es una obra de Verdi que se representa poco y eso hace que me considere muy afortunada por haber tenido la ocasión de escuchar tan maravillosa composición musical.
Me gustó mucho la música, en mi opinión muy bien interpretada por la orquesta a pesar del director; también me pareció espléndida la actuación del tenor Iván Magri como Jacopo Foscari; la actuación de Placido Domingo  me dejó algo desilusionada, tal vez por hacer de baritono en vez de tenor o por su indisposición, anunciada antes de comenzar el espectáculo (dijeron que se encontraba afectado por una viriasis digestiva).
Pero no era el único indispuesto en la sala, entre "el respetable" había mucho acatarrado que no paraba de toser y también mucho personaje sin educación que no paraba de hablar y aplaudía a destiempo.
Una velada de ópera es algo más que la obra musical, es el recinto, es el ambiente y el público asistente.
Sobre la obra de Verdi hay mucha información en la Internet pero sobre lo que yo ayer viví no y eso es lo que os voy a contar.
He de confesar que no me gusta el Palau de les Arts, me parece un recinto frío, demasiado funcional e incómodo, “otra genialidad de Calatrava”, nada que ver por ejemplo con la Deutsche Oper en Unter den Linden de Berlín o con el Teatro Colón de Buenos Aiures en los que he estado, y no entraré en más detalles en cuanto al local de Valencia ni en cuanto a la obra de Calatrava. Otro día escribiré sobre ello.
El público es otro aspecto de la cuestión, hay quien va a ver el espectáculo y hay quien va a que lo vean que va a ver el espectáculo ¿lo pilláis? Y luego hay un porcentaje no despreciable de personas que es la primera y tal vez la última vez que asisten a la ópera. Les falta ese saber estar que da el conocimiento y la cultura de este exclusivo mundo que es la ÓPERA. 
Anoche, “el respetable” me hizo  recordar una escena de la película “El destino de Sissi”: Francisco José y Sissi acuden a la Scala de Milán para ver una ópera. Como muestra de desprecio a los emperadores, la nobleza italiana regala sus entradas a la servidumbre y  las butacas están llenas de cocineras, cocheros, lacayos y mayordomos. Cuando los emperadores entran en el palco principal, en lugar del himno austriaco, la servidumbre comienza a cantar el "Coro de los esclavos” de Nabucco, precisamente de Verdi.
 
Y también recordé algo que en cierta ocasión oí y me dejo helada; hacía poco tiempo que se había inaugurado el Palau de les Arts y una persona elogiaba las instalaciones, le maravillaba que cada asiento contara con las  pequeñas pantallas que traducen la opera y añadió: “solo faltan unos buenos auriculares”, lo dijo en serio, increíble pero cierto, mis oidos lo oyeron.
A pesar de todo, una noche en la ópera es UNA NOCHE EN LA ÓPERA y Verdi es VERDI.
* fotograma de “Una noche en la opera” de los hermanos Marx.
** Staatsoper Unter del Linden. Berlín.
*** Ca’ Foscari, palacio adquirido en 1452 por el dux Francesco Foscari, hoy sede de la Universidad Palacio Foscari de Venecia.

1 comentario:

carmen dijo...

Como en todo acto social, son increibles y variopintas las motivaciones de los personajes que concurren allí, que por supuesto, no escapan a una sagaz observadora.
Pero como tu dices UNA NOCHE EN LA ÓPERA, ES UNA NOCHE EN LA ÓPERA, aunque pueda ser mejorable.
Tu post es una mezcla de crítica musical y estudio sociológico. Brillante.